Uvas y Rímel

4 01 2007

Después de tomar las uvas, las dos mujeres sonrieron y se felicitaron el nuevo año. La televisión ofrecía una de esas galas que mezclan indistintamente éxitos actuales con canciones de toda la vida; lo único que tenía en común aquel batiburrillo de artistas era que todos actuaban en play back.

 

Apagaron la tele y subieron al piso de arriba. Victoria fue a su habitación y Amanda se encerró en el baño. Amanda no solía maquillarse, pero Nochevieja era una ocasión especial: por fin tenía una oportunidad para ponerse el vestido azul. Eduardo llegaría en media hora y ella quería estar radiante.

 

Con una rapidez mecánica, Victoria se daba los polvos y extendía con una pequeña brocha la combinación de sombras color violeta que había preparado. Después, trazó dos líneas perfectas que enmarcaron el ojo y lo dejaron pendiente del rímel. Espolvoreó el colorete en pómulos, frente y barbilla, rellenó los labios de un rojo oscuro y mate, y al final, y sólo al final, aplicó la máscara de pestañas con un cuidado más propio del ritual que por verdadera precaución.

 

Amanda, por su parte, miraba atentamente la cara de la modelo de la revista que prometía guiarla en el camino hacia un look festivo-pero-natural. Avanzaba despacio, procurando ejecutar correctamente cada paso. Nunca le había interesado demasiado el mundo de la cosmética pero, aun así, no le estaba quedando mal. Es lo bueno que tiene no maquillarse nunca, pensó, que cuando lo haces un día llamas verdaderamente la atención.

 

Sonó el timbre. Amanda todavía no se había puesto las medias; Victoria ya estaba en el primer piso y había aprovechado para retirar los platos de las uvas. Antes de abrir la puerta se atusó la melena con las manos.

 

Amanda corrió hacia su habitación. Se puso rápidamente las medias rezando para que no se le rompieran antes de llegar a la fiesta. Se calzó los zapatos nuevos de tacón imposible y metió unas bailarinas en el bolso para el previsible momento en que no soportase más el dolor de pies. Gritó un “¡Ya bajo!” que nadie pareció advertir. Cogió el abrigo y se miró por última vez en el espejo: puso su mejor sonrisa y tomó aire. Oyó la risa de Victoria en el piso de abajo.

 

Bajó la escalera despacio, agarrándose fuertemente a la barandilla como si temiera que el tacón de los zapatos no fuera suficiente apoyo. La conversación se fue haciendo poco a poco inteligible: Victoria preguntaba a Eduardo por la fiesta de año nuevo.

 

-¿Cómo se llama la discoteca?

-Costello´s.

-¿Eso no era antes la sala Paraíso?

-Sí, es verdad, antes se llamaba así.

 

Bajó los últimos escalones, nerviosa, y saludó con una sonrisa; tomó del brazo a Eduardo y, empujándole hacia la puerta, se despidió.

 

-Adiós mamá.

-Adiós cariño, adiós Eduardo. Pasadlo bien.

 

Salieron de la casa. Victoria se colocó detrás de la puerta y, en silencio, escuchó.

 

-Estás muy elegante, Eduardo.

-Oye, tu madre es guapísima. No sabía que era tan joven.

-No es tan joven. Tiene casi cincuenta años.

-Pues está muy bien, la verdad.

-Si quieres la llamo y os vais los dos a la sala Paraíso.

 

El ascensor llegó, ellos montaron y la conversación terminó. Victoria sonreía mientras subía de nuevo las escaleras. Entró en el baño, apartó la revista de Amanda y se recogió el pelo en una cola baja. Alcanzó unos discos de algodón que fue mojando con un líquido azul para después pasarlos suavemente por sus ojos, arrastrando con ellos el rímel que veinte minutos antes se había aplicado con tanto mimo.

 

Tardó diez minutos y nueve discos de algodón en volver a tener la cara limpia. Entonces, se soltó el pelo y se miró, orgullosa, en el espejo. Su reflejo le devolvió una sonrisa vanidosa y mutuamente se desearon feliz año nuevo.

© Ana Boyero 2007

 


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9 responses

4 01 2007
yokin

Enhorabuena, Ana. Me ha gustado mucho. Hay mucha historia detrás de esto.

5 01 2007
Hugo

Me encanta, tienes talento para escribir.

De paso aprovecho, Feliz año nuevo!

5 01 2007
Loren

Ana, está fenomenal. Tiene un punto perverso que me encanta, ¡enhorabuena! Una cosa, ¿sabes si los textos que se cuelgan en el blog tienen algún tipo de protección legal? Lo digo por el plagio, ya sabes… Estoy preparando una antología de relatos, y me viene bien éste, jaja. No, en serio.
Insisto: el concurso de microrelatos debe realizarse aquí, yo sólo soy un aprendiz.
Bueno, muchos besos y ¡hasta pronto!

6 01 2007
lalalá...

relato supermodelo 2006…. por estar divinas para los demás, lo que sea!!

jaja no, en serio, me ha gustado. me identifico con Amanda, más que nada por lo descuidada que soy (y porque no tengo 40 años…)

beseteeee

6 01 2007
Ana

Muchas gracias, me alegra que os haya gustado ^_^

6 01 2007
Alex

Felicidades, muy bueno.

Saludos

Alex

6 01 2007
jesús

Qué buen relato Ana, y que bien lo cierras y que bien describes sin hacerlo pomposo y que bien… aysss.

Me ha gustado.

12 01 2007
ExtranjeroEnTierraExtraña

Está bien escrito, pero deja una sensación extraña.

12 01 2007
Ana

¿Qué sensación te deja?

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