ACTUALIZACIÓN: Se prorroga un día más la recepción de relatos.
Un post rápido para decir la nueva palabra clave de la sexta edición del concurso de microrrelatos. Juanlu ya ha propuesto el término que tiene que aparecer obligatoriamente en vuestros relatos: SOMBRERO.
La fecha límite para mandar los cuentos es una semana: se aceptan hasta el 2 de Julio (inclusive).
Recuerdo las normas para nuevos o despistados:
La longitud máxima de los microrrelatos es de 600 caracteres sin espacios y debe incluirse la palabra clave (sombrero). Sólo se aceptan dos cuentos por autor.
POR CIERTO: si incluyes un título para tu relato, éste no entra dentro del límite de caracteres.
OLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
Hacía años que no pisaba aquella casa. Siempre había presumido de haberse independizado a los 20, pero lo cierto es que la nostalgia se había acomodado en su interior desde el primer día.
No podía creerse que fueran a vender la finca, y sacar sus cosas de ella le parecía un suplicio. Abrió el altillo y vio la caja, grande y redonda. Era el antiguo sombrerero de su abuela, ¿qué hacía allí? Lo abrió emocionada, esperando encontrar algún tocado o sombrero de época; pero lo que vio fueron papeles: cartas amarillentas y con un olor mareante.
Abrió la primera; era de cuando la guerra, de su abuelo. Aquello era una historia de amor en fascículos. Se sentó en la banqueta y se olvidó del mundo. De pronto, el olor no la molestaba
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En mi línea. A ver si me sale otro… muaaa
De fantasmas y bodas
Debo confesarle que nunca creí en fantasmas hasta entonces. Pero no me negará usted que no hay otra explicación posible para lo que allí sucedió. Todos esperábamos encontrar un perro o un gato o algún conejo de los que no escasean por la zona. Por eso, cuando en pleno baile nupcial apareció por la puerta un sombrero desplazándose a ras de suelo, que se situó junto a la novia y parecía bailar con ella, alguien, quizá el mismo novio, se agachó y lo recogió por resolver el misterio. Mas no fue perro, gato o conejo lo encontrado allá abajo, sino unos zapatos. Unos viejos zapatos pertenecientes, según juraron algunos, al anterior novio, un infeliz que acabó con los pies colgando de un árbol a no más de tres millas de allí.
Se puso su vestido negro, los zapatos de tacón y el sombrero que ocultaba a medias el elaborado maquillaje y se dirigió al cementerio. Entró en la sala y, desde el último banco, fingió escuchar las palabras del cura. Nadie sabía quién era la elegante mujer que parecía ocultar los secretos de un hombre que, según creían, siempre había tenido una vida anodina.
La viuda no pudo decirle nada. Tras la ceremonia, la desconocida rompió en llanto y escapó corriendo. Al llegar al coche, se secó las lágrimas, se quitó el sombrero y se marchó. Ya no recordaba cuándo había empezado a colarse en funerales ajenos y a llorar a personas a las que nunca había conocido, pero tenía claro que aún no había dejado de divertirle.
Bueno… pues, aunque sólo haya dos por comentar, me apetece decir qué pienso (que sé que Ana luego lo agradece, además):
Juanlu: Impactante. Me ha gustado mucho la forma de narrarlo, y, bueno, lo de que tu antiguo novio venga a bailar a tu boda… Muy bueno.
Marmota: Perfectamente retorcido. Buenísimo el toque de humor que le metes al final, cuando ya pensaba que aquello era un dramón de cuernos… Genial.
Su abuelo era un amante de la vieja escuela. En sus ratos libres, durante más de 30 años, se había dedicado a enterrar, en las afueras de las ciudades donde había vivido, sus llamados tesoros. Usaba sus sombreros como mapa. A menudo eran necesarios varios de sus sombreros para componer el mapa completo, y a veces daba la impresión de que faltaban algunos. De esta manera había llegado a tener una colección de más de 80 sombreros distintos.
Hacía años que no se sabía nada de él, por eso no pudimos preguntarle cuando cogimos unos cuantos de sus sombreros. Mis amigos y yo nos fuimos a las afueras a buscar esos tesoros. Pero cuando desenterramos el maletín y lo abrimos, ¡Por el amor de Dios agente, dígame que hará quemar todos esos malditos sombreros! ¡Sea lo que sea lo que salió de ahí los devoró a todos!
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Siento que ocupe 666 caracteres, pero tenía que hacer la gracia XD
El primero que escribí resultó demasiado largo con 1000 caracteres en exceso. Puede leerlo quien quiera aquí
Muy original lo de los 666 caracteres, jejeje.
Siento que no pueda entrar a concurso. ¿Por qué no acortas el relato para poder tener opciones?
Si no te apetece, lo entiendo. Muchas gracias por participar 😀
No tiene el mismo carisma pero pude acortarlo un poco 😦
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Su abuelo era un amante de la vieja escuela. En sus ratos libres, durante más de 30 años, se había dedicado a enterrar tesoros. Usaba sus sombreros como mapa. A menudo eran necesarios varios de sus sombreros para componer el mapa completo, y a veces daba la impresión de que faltaban algunos. De esta manera había llegado a tener una colección de más de 80 sombreros distintos.
Hacía años que no se sabía nada de él, por eso cogimos sus sombreros sin miedo a represalias y mis amigos y yo nos fuimos a las afueras a buscar esos tesoros. Pero cuando desenterramos el maletín y lo abrimos, ¡Por el amor de Dios agente, dígame que hará quemar todos esos malditos sombreros! ¡Sea lo que sea lo que salió de ahí los devoró a todos!
Genial, no te preocupes porque mantiene su esencia y ahora encima te pueden votar, jejeje 😉
cada noche la veía en la misma calle del centro, con la misma postura contra la pared, con la misma belleza que me volvía loco.
cada noche me imaginaba una manera distinta de conocerla: pedirle fuego, preguntarle la hora, soltarle un piropo, chocarme con ella…
quitándome el sombrero y ofreciéndole un par de billetes conseguiría más, pero cada noche me colocaba en la acera de enfrente y observaba cómo ella se iba con uno diferente, para luego volver cada mañana a la misma calle del centro, con la misma postura contra la pared, con la misma belleza que me volvía loco
blanca qué importantes son los olores!! me encanta que alguien lo haga notar en un relato que habla de un pasado
juanlu me inquieta algo… el actual novio no estará asustado de ver cómo acabó el dueño de los zapatos?
marmota para gustos los colores… a mucha gente le gusta colarse en sitios ajenos para no tener que responder ante nadie
treiral_ también me ha dejado con el intríngulis (genial palabra) de qué había en el maletín :O
beseteee
maravillosa Ana y tú no nos escribes un relatillo?
Cuando La Vieja cayó enferma el pueblo se llenó de murmullos.
Son viruelas
Son los demonios que se la comen por dentro
Son los años
La Vieja había augurado con acierto épocas de bonanza y escasez, alumbramientos y hasta una guerra. ¿Por qué no había previsto su mal a tiempo para ponerle remedio ? Un reguero de gente acudía a su casa a cualquier hora. Las mujeres rezaban sin fe alguna y los hombres posaban sus sombreros en el pecho en señal de respeto.
La vida en el pueblo ralentizó aún más su paso, igual que el corazón de La Vieja, que se dejaba morir en silencio. Moría de pena, de soledad, de tristeza, de monotonía, de aburrimiento. Los demonios de La Vieja no son rojos ni calientes pero igualmente le atacaban sin piedad
La vi venir por la acera. Caminaba de forma desganada. Me di cuenta enseguida de lo cambiada que estaba. No era ni sombra de lo que recordaba, ni asomo de lo que fue. La vida no la había tratado bien. Como en un rebobinado de película se sucedieron en mi cabeza las imágenes del pasado. Fueron más sombras que luces las que desfilaron en tropel.
Ella también me vio, intentó retroceder pero no pudo, pretendió hacerse la despistada pero no lo consiguió, al llegar a mi altura esbozó una sonrisa que más perecía una mueca.
Mi mano se dirigió de forma automática al sombrero, lo levanté levemente y exclamé:
¡ Señora!
Tanto ella como yo sabíamos que la única palabra que la había dirigido en más de cinco años era mentira.
Unas noches volaba entre miles de pájaros sombrero, hacia arriba, hacia abajo, de lado, en espiral, hasta comía insectos de diversas clases que le sabían a gloria.
Otras, nadaba entre montones de peces sombrero. Hacia glú-glú y salían pompitas como cuando era niño y jugaba con el jabón en la bañera de su casa.
Nadaba y volaba cada noche, pero al despertar por la mañana notaba que se le caía el cielo encima y se le abría el mar bajo los pies.
Le habría gustado convertirse en uno de los protagonistas de sus sueños pero ¿adonde iría un pobre pájaro o pez sombrero?
Lo que sí sabía era adonde iban los hombres sombrero: A la maldita rutina diaria de la oficina. Y hacía allí se encaminó pensando lo mucho que faltaba para la noche.
El mago más grande del mundo no podía sacar un conejo de un sombrero. Una gitana le había maldito. Hacía trucos increíbles pero siempre había alguien que pedía el número del conejo. Uno no puede ser considerado el mago más grande del mundo, aunque lo sea, si no sabe hacer el truco más famoso y banal de la historia.
Un día decidió acabar con aquello. Se hizo con un gazapo.
Pasadas doce semanas el conejo era capaz de vomitar un sombrero sin dificultades. Después se metía dentro y, a continuación, salía.
El truco impactó. Los ecologistas lo tildaron de salvajada y llevaron al gazapo a la reserva donde vivió su última semana: una chistera crecía en su interior aplastándole los pulmones sin que nadie supiera expulsarla.
El hijo miraba al padre. El padre miraba para otro lado, y la madre miraba a los dos.
El padre pensaba que su hijo era un mamarracho. El hijo pensaba que su padre, un mandón, y la madre no pensaba, sufría.
La madre sollozaba como un perrito. El padre apretaba los dientes y el hijo estrangulaba el cojín.
El amor salía por la ventana. Las calabazas entraron en las notas y el sufrimiento venía de serie.
El amor se quedó atrapado en la mosquitera, las calabazas se reducían con el tiempo, y la calma tras la tormenta vino con olor a melón de postre.
El padre preguntó al hijo, con una sonrisa disfrazada de reproche,qué para que tenía la cabeza.
Para ponerme el sombrero, supongo – contestó, enmascarando su humillación en sonrisa-
++ Pequeño Don Juan ++
Pedro gateaba detrás de una hormiga juguetona que se le escapaba entre los dedos una y otra vez cuando se fijó en el mar de margaritas que había un poco más adelante. Con ese tierno impulso que sólo sienten los niños se le ocurrió recoger un montón de florecillas para su madre. Se quitó la gorra de Mickey Mouse y, con sumo cuidado de no romper ningún pétalo, arrancó una a una todas las flores que le cabían en el improvisado recipiente.
“Toma amá, para ti”. A mamá se le iluminó la cara y recibió el sombrerito con todo el cariño del mundo. Mientras Pedro la miraba con los ojos muy abiertos, ella olió el perfume de las florecillas, le cogió en brazos y se comió a besos a su pequeño Don Juan; el más encantador que había conocido.
Ronda de comentarios. Tomen nota y comenten que para eso estamos.
Blanca: el amor invade tu vida, maja. Yo no sé cómo te salen esas cosas románticas teniendo mañana examen, jajaja.
Juanlu: pobre exnovio, estoy segura de que le ahorcaron para que el nuevo novio, mucho mas rico, pudiera casarse con la chica. El exnovio ahorcado estaba destinado a casarse pero la arrogancia de la familia lo impidió y lo único que le pobre reclamaba era un baile con el amor de su vida… y encima tiene el detalle de ponerse un sombrero. No sé si me he excedido en la interpretación pero a mí me gusta pensar eso. Por cierto, me ha hecho gracia que utilices millas en lugar de kilómetros. La verdad es que queda mucho más literario.
Marmota: cómo me alegra que te hayas decidido a participar, y además con una entrada así. Qué tia macabra-desconsiderada-y-egoista la señora del sombrero. Mola.
Treiral_: ya te comenté antes 😀
Lalala: pobre hombre, espero que no fuera demasiado celoso. Y pobre señora, todo el día con la misma postura tiene que acabar la pobre…
Larifú: La Vieja era lista y sabía que todos tenemos demonios que nos comen y ella no iba a ser menos.
Raskólnikov: no sólo el tiempo cambia las cosas. Cuando los ojos que miran también han cambiado, se ve diferente.
Mameluco: Muy real, como si les viera a los tres en el salón. El chico llevaba con las notas en casa tres días evitando este momento que, tenía que llegar. Me ha gustado especialmente lo de la calma que viene con olor a melón de postre, lo que nos dice que las notas eran de junio… final de curso, los tres pasarán un verano tenso.
Xavivi: qué tierno. No me gusta que me regalen flores pero si lo hiciera mi hijo pequeño haría una excepción.
– ¡Mira lo que me he comprado!
– ¿Un sombrero? En tu vida has usado ninguno – contestó con expresión incrédula.
Ante ese comentario de desprecio, abrazó la aterciopelada chistera y la acarició como si protegiera un animalito indefenso. De repente, una persona saltó desde su interior.
– Me habéis liberado, y como recompensa me concederéis un deseo.
– ¿Nosotros? ¿No será al reves? – contestó la sorprendida y aún alucinada dueña.
– ¡Deseo que os conviertáis en mis nuevas mascotas!
Desde entonces, después de cientos de años tras perder una apuesta, el mayor prestidigitador del mundo regresó a las escenarios, y esta vez usaba una gallina y un conejo para todos sus trucos.
las millas me salieron solas, porque aquí dentro, aunque no lo he plasmado, el relato sucede al otro lado del charco, no me pregunteis por qué… ana, me ha gustado la precuela que te has marcado 🙂
personalmente de momento mis favoritos son los relatos de marmota (por el giro final) y de treiral (porque me encanta el toque fantástico)
por lo demás, creo que el nivel de los micros va subiendo, no?
El sombrero sin sombra
Son detalles de esos insignificantes en los que no te fijas nunca, pero un día, sin saber por qué, caes en la cuenta. El sombrero de mi vecino no tiene sombra. Desde que lo se, le sigo a hurtadillas en sus paseos vespertinos. Y veo su silueta sobre las paredes si el sol me lo permite. Y joder, su sombra no lleva sombrero.
Si le da por descubrirse me fijo en el suelo y allí están sus manos de sombra sosteniendo la nada. El vacío. Qué raro. Qué misterio insondable. Un sombrero sin sombra.
Ahora se ha parado. Creo que me ha reconocido. Y viene hacia aquí. Mierda. Con dos cojones.
– Oiga, ¿por qué su sombrero no tiene sombra?
Se encoge de hombros y señala el muro. Me giro y veo mi sombra proyectada en él. Mi sombra lleva el sombrero.
Como cada día, se levantó por el lado derecho de la cama. Desayunó la misma cantidad de cereales y leche de siempre. Se vistió la misma ropa que había estado llevando los últimos años, y se ató los zapatos para que los cordones quedaran iguales entre sí.
Iba a salir por la puerta cuando se dió cuenta. Su típico bombín inglés estaba colgado en la percha. Tras vacilar unos segundos, volvió sobre sus pasos. Se puso su sombrero y se lo encajó en la cabeza para que el viento no se lo llevara. Abrió la ventana y saltó.
Nunca superó la muerte de su mujer, la que desde que vivían juntos le recordaba que cogiera su bombín antes de salir de casa. Trastorno obsesivo compulsivo dijeron los periódicos.
Blanca: Que bonito, como ha de ser la cabeza de una persona para que salgan cosas tan bonitas de ella 😛
juanlu: No veas el escalofrio que me recorrió toda la columna cuando lei la frase: Mas no fue perro, gato o conejo lo encontrado allá abajo, sino unos zapatos xD
marmota: Mi favorito xD me encanta el cinismo que demuestra la señora del sombrero y la falta de escrupulos con respecto la moralidad moderna XD.
Treiral_: Que comentar de mi mismo… no sé si se refleja pero buena parte de mis historias se inspiran en los relatos de Lovecraft 😛
lalalá: Me he imaginado la escena dibujada por Milo Manara, jaja, me ha encantado XD
larifú: Que bueno, si es que cuando te llega el momento… lo mejor es aceptarlo :3
Raskólnikov: Me ha encantado el giro del final XD Dandole un sentido completamente distinto a todo, semejante al efecto que me produjo marmota pero más estilo Almodóvar xD
Alfredo: Me leí La metamorfosis de Kafka antes de cumplir los 12, no recuerdo casi ni de que iba, pero es la misma sensación que recuerdo de volver a la rutina que tenian los protagonistas.
Ana: Jaja, que gore el final XD me imagino a un conejo que, poco a poco, tiene forma de sombrero xDDDDDDDD
Mameluco: Mola la narración, el cambio a cada parrafo en cada personaje.
Xavivi: Me viene a la cabeza un cuento que lei en el instituto, aunque no recuerdo ahora el titulo, muy bonito 🙂
Croc: Interesante la vuelta que le has dado a la clásica historia XD
juanlu: Increible, mi segundo favorito XD
Croc: Mola, siempre me han gustado los suicidas que se visten de etiqueta para el momento de su muerte, le da cierto glamour o estilo a la vida, una muerte sin esmokin no tiene sentido xD
La antesala de la muerte era un momento inmejorable para las confidencias. Allí, en el silencio lúgubre del matadero, se oyó al flamante conejo blanco explicar a quien quería escucharle que él no debía estar allí, que él había nacido para artista.
Se frotaba los ojos y explicaba que el problema fue que justo aquella vez, ante toda esa gente, agazapado en el interior del sombrero de copa, quizás porque era feliz o por los nervios, no pudo contenerse la risa
El segundo. Pero este es más flojito…
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Lo reconoce, le encanta el éxito. Sólo tiene que sacar su guitarra para que mujeres de todas las edades le miren con deseo. Allí está otra vez, por ejemplo, esa morena. Desde que se acostaron ha estado intentando llamar su atención, pero a él no le interesa repetir.
La observa mientras ella, insinuante, deja caer calderilla en su sombrero. Sonriendo, se agacha para recoger la recaudación del día. La verdad es que es guapa, quizá debería darle otra oportunidad… Sus pensamientos se interrumpen cuando siente el pinchazo, seguido de un intenso dolor. Ni siquiera repara en la repugnante criatura que se aleja reptando. Sólo puede ver la mano que, hinchada y paralizada, ya no puede ni sostener unas pocas monedas.
La vuelta de las vacaciones se me hace cuesta arriba, pero he sacado algo de tiempo; aquí os dejo mi relatillo. El sombrero de Parnaso.
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El sonido rasgueado de la pluma sobre el papel hacía que la cabeza le diese vueltas y le hacía entrar en un trance similar al de los derviches giróvagos, ascendiendo a una realidad superior,…
Sólo él era capaz de hacer danzar de esa manera las palabras sobre el papel, para provocar profundas sensaciones al lector. Nunca se sabía que tenía escondido dentro de su sombrero.
Un día, esos juegos imposibles del lenguaje, esos galopes alegóricos por encima de la mediocridad autocomplaciente, esas filigranas poéticas, cesaron sin más.
La pluma se secó y las musas nunca volvieron. El sombrero se quedó vacío.
El primer relato de marmota me recuerda a El Club de la Lucha, cuando se cuelan en reuniones de enfermos terminales simulando serlo también, …
Me ha gustado
vaya, de nuevo me equivoqué!joer…Ana si borras el segundo estaría bin, q esto parece de coña 😛
aquí va el de verdaaaaad!!:
Estaba mayor.
Después de tanto tiempo, ahora estaba encima de una mesa sin ser usado, sin ser visto por la fuerza de la costumbre.
Nació elegante, con estilo, de color negro azabache, toda cabeza quedaba maravillada al sentir su tacto, al sentirse diferente. Tras unos años felices con un joven dueño lleno de vida y estilo, acabó perdido en el banco de un parque. Esa cabeza de cabellos largos tuvo la culpa.
Un hombre de unos cincuenta le encontró. Había madurado, ahora sentía elegancia sobria, admiración real.
¡Cuánto tiempo transcurrido! El hombre ya tenía setenta, y él, el sombrero maravilloso estaba olvidado por fuerza del destino, soñando un próximo futuro o una muerte sin remedio, empolvado y olvidado.
El chico del sombrero
Tenía nueve años y un deseo intenso: que alguien se enamorara de ella. Al principio fantaseaba con los más guapos de la clase, pero pronto dejó de hacerlo, como si por pedir demasiado no se fuera a cumplir. Prometió que cualquiera que le quisiera sería correspondido, sin importar que fuera gordo como ella o muy feo. Incluso llegó a pensar en aquel chico que llevaba sombrero porque le faltaba un trozo de oreja. Imaginaba que él tenía un accidente y se quedaba en silla de ruedas, en el patio ella se acercaba, le acariciaba el pelo y se sentaba en su regazo (en realidad daba igual su sobrepeso porque él no tenía sensibilidad en las piernas), entonces se miraban mucho rato y se besaban porque lo suyo era amor.
EL SOMBRERERO
–Buenas, quería un sombrero de ala ancha que he visto en el escaparate…
–¿Un sombrero? ¿Y para qué?
–Perdone… Esto es una tienda de sombreros… Es normal que entre y pida uno para mí, ¿no?
–Los sombreros esconden los rostros, sobre todo los de ala ancha.
–¿Y a mí qué?
–¿Por qué quiere esconder su rostro?
–¿A usted qué le importa?
–Lo siento, señorita, pero no puedo venderle ningún sombrero. Tiene usted unos ojos demasiado bellos para esconderlos.
–¡Pero qué dice!
–Tal vez le debería vender un gorro…
–¿¿Un gorro?? ¡Yo quiero un sombrero!
–Bueno… Tampoco es buena idea venderle un gorro. Los gorros esconden las cabezas, y usted tiene un pelo demasiado hermoso para esconderlo…
–¡Anda! ¡Váyase a la mierda!
Mun Light Doll
Mun Light Doll: me ha encantado el tuyo, jajaja. De verdad, me ha encantado!
Vaya, vaya, señorita.
De vacaciones ya, ¿eh?
Bien bien…
que lo pase usted muy, pero que muy bien.
«Rejálese» y escriba como usted sabe. Y hablaremos de sus próximos preyectos literarios cuando arribe a casa…jejeje
No me inspiro en la sala de ordenadores para escribir algo, pero bueno… a lo mejor sale algo…
Jo, Ana, muchas gracias :$ Aunque la verdad las gracias te las tengo que dar a ti por crear estos concursillos 😀 Lo cierto es que me han despertado la inspiración, que la tenía algo vaga XD
A la que pueda respirar, me iré leyendo a los participantes 😉
Besos sin sombreros,
Mun Light Doll
Me calcé la cabeza y me miré en el espejo. Me veía elegante. Camino del café me deleité saludando a algunos de mis hermanos. Mis trabajados canotieres de esparto. Los vanidosos bombines en el barrio comercial. Y viajando en el tranvía, plagado de boinas, vi tras la catedral alguno de esos antiguos solideos, que aun perduran ante la moda de la mitra. Evité el cuartel para no observar esos ros y quepis que tanta desazón me producen.
Cuando llegué al café enmudecí. Destacaba una pamela de ante, azul, adornada con plumajes exóticos. Seria maravilloso acariciar ese ala ancha. Una humilde pero hermosa toca nos sirvió un té, y platicamos. A la salida, nuestros bustos se acercaron, su alerón besó mi visera y sus plumas me hicieron cosquillas en la copa. Me enamoré. Perdí la cabeza.
[…] Microrrelato: El Sombrero 27 06 2007 Microrrelato presentado en la 6ª edición del certamen que organiza el blog de Ana. […]
Mun Light Doll tiene razón, no veas la de tiempo que llevaba yo sin mover las neuronas para sacar un texto que no tenga que ver el mundo oscuro que me he inventado. Además que me vino bien apartarme de los examenes un ratito xd
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Relato:
Sus ojos azules me miraban desde la esquina de la habitación, inquientantes al mismo tiempo que sensuales, de un azul que incluso los dibujos animados palidecerían hasta parecerse a las primeras películas de los hermanos Lumiere. Intentaba prestar atención a la exuberante señora de Toothpick mientras me contaba lo mucho que había disfrutado en su último viaje a Paris, pero la sensación de esa mirada siguiendome por toda la fiesta era de lo más desconcertante. Torpemente la había pisado ya en tres ocasiones cuando no pude aguantar más, fui hasta la esquina de la habitación, lo alcé y tiré por la ventana a ese maldito gato con sombrero.
Al parecer habían quedado en reconocerse por llevar sombrero; fue una suerte que justo ese día me pusiera la gorra, la verdad.
En cuanto la vi, supe que tenía que hablar con ella: estaba demasiado guapa con aquel sombrero a lo cowboy. Al principio me chocó que no se extrañase de que la fuera a hablar ahí en medio, pero es que ya me quedé helado al ver que me confundía con alguien. Disimuladamente conseguí sonsacarle lo del chat y le propuse ir a tomar algo, porque de reojo vi que llegaba un tío con gorro.
Hace tres años de eso… Sí, es un poco fuerte que aún no sepa mi verdadero nombre; pero, ¿y lo bien que estamos juntos?
Silencio
El goteo incesante de una cañería mal soldada perturba el sueño de Arianne. No quiere nada, tan sólo dormir. Es la única forma que conoce de no pensar. De mantenerse inocua. Se encuenra recostada, sobre su añejo futón, mohoso, roído como sus entrañas, echadas a perder al peor postor.
Exhausta. Su último encuentro la ha dejado sin fuerzas, sin ganas de vivir, como viene siendo habitual en su azarosa vida. Tiene como huellas de su paso por la vida unas pústulas por todo su cuerpo que hablan por sí solas. Sí, está enferma, y quién no lo estaria.
Olvido. Dejo de ser yo para ser otra, pero no puedo, un monótono sonido me impide volar más allá.
Observo. Todo a mi alrededor me produce asco. Yo misma desprendo un hedor insoportable, producto de toda la malaria que albergo. Dolor.
Sigo sin dormir, no es que no quiera sino es que no puedo.
Mi propina, es lo único que pido cuándo realizo mi labor.
Se ha vuelto a ir, con las manos calientes, y otras cosas, y los bolsillos llenos, pero sin mi dinero.
Un sombrero, el suyo, el de Sir Arthur. Olvido.
Intento aliviarme con su sombrero. Lo cojo y lo tiro al suelo, justo debajo. Ahora él alberga mi fustración.
Silencio
Mis felicitaciones por esta iniciativa.
Aquí va el mio espero que os guste ^_^
-¡Qué lastima!, 22 años, hay que ver que una enfermedad tan mala nos puede tocar a cualquiera. Se la llevaron atada oiga.
-Y antes ¿ya era rarita?
-¡Qué va! muy normal, hasta hace cosa de un mes. Un poco tímida lo más y mire ahora, ¡Unos gritos! “NO ME INSULTES MÁS” “Qué se callen” “dámelo que me roban el pensamiento”. Todo por que los enfermeros se habían olvidado su sombrero de papel de aluminio,
-Vaya por Dios
-Es que menudo mes que nos estaba dando ¿Sabes el periódico ese gratuito? Pues todos los días recortando un anuncio, siempre el mismo. Tenía la casa llena oiga, y no hacia más que metérmelo por debajo de la puerta.
-¿Y que era?
– Desvaríos, mire aquí tengo uno “Por solo 50 €, léales el pensamiento a sus amigos”.
Esa noche el espantapájaros estaba inquieto. Algo en el aire era diferente, los pájaros no cantaron durante horas. El viento de la noche traía un agudo silbido nunca antes escuchado. Él no podía moverse, esta vez le habían atado bien a la estaca.
Las nubes taparon a la luna, ya no se veía; ni un sólo rayo las atravesaba.
El vendaval llegó, arrancando la estaca de la tierra el espantapájaros voló, fue llevado a un oscuro rincón del bosque donde la bruja lo esperaba.
Llegó la hora, dame tu sombrero.
Otro sopló se lo llevó, cual muñeco de papel pudo volver a ser un ave con plumas, sin sombreros y narices de zanahoria. Nunca los cuervos volverían a picarle. Su tiempo se había cumplido.
genial walkininthemoon
pero esa historia me suena, juraría que tengo un corto de animación sobre lo mismo
aunque me sigue gustando igual 🙂
si?vaya..pues no lo sabia..o si lo sabia no me acordaba…ha sido momento de inspiracion..domingo a mediodia..you know jajajaja xo me encanta q te guste 🙂
El Rey lo ha ratificado. El destierro del ministro está hecho.
Aranda, sois un genio.
Sólo suerte.
Querido conde, conseguir lo que vos no es azar. Requiere una mente preclara.
Me halagáis, pero sabéis que no habría podido ser sin la ayuda de gente muy influyente.
Vive Dios que de no ser por el ataque del Marqués a las costumbres de los súbditos, no habría habido ocasión.
¿Cómo se le ocurre a Esquilache sacar un bando contra el chambergo? Puede que el sombrero sea cosa de bandidos, pero eliminarlo…
Dijo que su intención era evitar el disfraz que otorga para el bandidaje.
¡Pardiez! Qué simpleza.
La cuestión es que Esquilache marcha a Nápoles y los españoles recuperamos el gobierno.
Aranda, sois un genio.
Me ha encantado la iniciativa y los microrrelatos.
Volveré para seguir leyendo los que se vayan publicando ^^
Saludos!!
En el cruce de las calles Vandonme y Bastille hay una sombrerería donde trabaja Lucienne.
Todos los días pasan los mismos transeúntes, Thomas el farmacéutico, Ingres la marquesa venida a menos, Rouko y Saldine, una extraña pareja que nadie sabe de donde han llegado, Modinne la viuda con su hija comiendo helado
El ruido de la campanilla le advierte de la entrada del primer cliente del día
– Buenos días, la semana pasada vi en el escaparate un sombrero de panamá con una cinta negra pero hoy ya no está.
– Ah si, lo adquirió un caballero ayer tarde para regalárselo a un amigo
– ¿y no tiene otro?
– No.. lo siento, sin embargo tengo otro similar pero en fieltro
– Está bien, enséñemelo
– Un momento, que lo tengo en la trastienda
FIN FINITO
De momento no tengo nombre soy una idea en la mente de un escritor, tan minúsculo como una pepita de sésamo, no se me atribuye cualidad alguna.
Soy una palabra aún sin pronunciar en alguna parte de un cerebro, estoy rodeado de los impulsos eléctricos de las neuronas, sé que mi viaje es largo y complicado, de momento estoy en algún pliegue del cerebro, llegaré hasta la mano del escritor y entonces ya me nombrará.
Puede que llegue a ser una bola en un árbol de navidad en la que se refleje la mirada de un niño o puede que mi destino sea ser un pedazo de mierda que salga en la defecación de una parturienta, ahora bien, si me dan a elegir prefiero ser el bastón de Chaplín o el sombrero atado al ojal del abrigo de Molloy.
FIN FINITO
PROMETO LEERLOS TODOS PARA LAS VOTACIONES Y SIENTO HABER LLEGADO TAN TARDE AL CONCURSO, ESPERO ME DISCULPEN.
C.A. Makkkafu.
A la manera de Dunsany
Glorioso en su trono de hojas de acanto, el niño que fue un día emperador del sueño, hoy solo era la pálida sombra de lo que fue. Al crecer perdió la sonrisa. Los juegos eran ya monotonía de horas de verano y no desafíos a los dioses de la campiña. Paseaba por las calles, intentando recordar algo del pasado esplendor. Hubo tiempos en que se ceñía una tiara de oro, el sombrero ceremonial, sin darse ni cuenta. Hoy solo es un trozo de cartón en el fondo del cajón. El ímpetu con la que acogía al sol por el oriente ya no lo será más. Oye el ruido de los barcos a lo lejos, confuso entre el tráfico y las cigarras, pero es solo una reminiscencia. Los barcos se hundieron hace mucho, en el momento de la pubertad, con la pérdida de los sueños.
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He puesto a la manera de Dunsany. Se admiten otros parecidos, como Lovecraft o Manchen. Y si, ya sé que no es muy original. Así que no se hagan después los interesantes…jejeje
OMG, el nivelazo de los relatos es cada vez mayor xD
Cuando llega la noche le invade un sentimiento de nostalgia, y no puede dormir. Alguna que otra vez, cuando las visitas del pasado se hacen demasiado insoportables, decide dar una vuelta. Se pone su sombrero, antiguo compañero de conquistas, y se deja llevar por unos pasos torpes, aunque deseosos de recuerdo. Tropieza sin querer queriéndolo con uno de ellos y cae rendido en sus brazos de falsa belleza y juventud.
Los primeros rayos de sol reflejados en los escaparates le revelan a un viejo apestado de alcohol y prostíbulo, que cansado de vivir regresa con la amargura de que nunca volverá.
Ni su sombrero ni él serán los de antes.
Se cierra la ronda. En breve subiré los posts para las votaciones.
Gracias a todos por participar!!