¡Menudo día! Recordaba haberlo empezado en pijama sujetando la taza de café con una mano y sosteniéndose la cabeza con la otra. Después, nueve horas de edición imparable porque su jefe había recordado en el último momento que cuando dijo viernes en realidad quiso decir martes. Dos reuniones intensas y nueve llamadas de teléfono, todas de trabajo. La tarde había terminado con una Sofía empeñada en arrastrarla al cine. De camino al metro, muchísima conversación acerca de la productora (insultos hacia compañeros ineptos, especialmente). Antes de despedirse, una sonrisa ambigua de su amiga preguntándole cómo estaba. «Bien, con prisa», respondió ella mirando el reloj. Ningún cigarro en todo el día, ninguna pausa, una entrada en el último momento al Opencor para hacerse con un brick de leche y algo de pavo y ya estaba buscando las llaves a ciegas en el bolso mientras subía las escaleras. De locos, un día de locos. Al dar la luz de casa, una bofetada de silencio. Ni televisión ni música, ni siquiera los molestos disparos del Call of Duty. Cayó en la cuenta de que Juanjo se había marchado hacía semanas. Lo había olvidado. Hoy lo había olvidado. Guardó la compra en la nevera y enjuagó la taza de la mañana. Se sirvió un café y dejó caer, agotada, la cabeza sobre la otra mano. La mirada perdida sobre una mesa llena de migas de una tostada, ahora tiesa y fría, que había sido incapaz de morder trece horas antes.
Éste me ha gustado.
Le está sentando bien los aires húmedos de la Gran Bretaña a sus escritos, Super Nanny…
Joder… buff… qué bueno, maldita hija de puta, qué bueno… (me gusta estrenarme como comentarista en Arándanos)
Eres bienvenido con tres coronas de flores y zumo de uva
I wanted to thank you for this excellent read!! I certainly enjoyed every little bit of it.
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