La primera vez que vi a Lourdes Hernández no se había puesto el eye liner culpable de ese toque tan retro de sus fotos, ni tampoco el pintalabios rojo del tono que da nombre a su proyecto musical. Llevaba una camisola a modo de vestido, la cara despejada y sobre los hombros le caían unos tirabuzones que le daban el aire infantil de una muñeca.
Una muñeca que tenía sueño (eran las diez de la mañana) y que aceptó agradecida la oferta de café de uno de los periodistas que la recibió.
Abrazó su enorme guitarrón y cantó. Cantó con los ojos cerrados y la barbilla muy alta, con la seguridad y la delicadeza de una bailarina; con la calidez y la suavidad de una taza de té preparada con cariño: mezclando sus emociones… y agitando las de los demás.
Después de escuchar a Russian Red en directo, uno sufre la frustración de tener que responder a lo que acaba de ver con torpes e insuficientes aplausos. Le mandé una entrevista por correo electrónico y esto es lo que me respondió.

PREGUNTA: Al principio cuesta creer que seas de Madrid, tu pronunciación supera con creces la de la media europea (incluyendo a Reino Unido en los cálculos)… ¿Se puede saber dónde has estudiado inglés?
RESPUESTA: Vaya, muchas gracias. Mi inglés es herencia de la escucha casi ininterrumpida de las canciones de The Beatles a una edad imagino, que temprana, por eso y por una auténtica pasión que siento por el mismo idioma desde siempre.
P: Escena típica de sábado por la noche: una chica sale de la ducha envuelta en una toalla, pone la música a todo trapo y baila por su cuarto mientras vacía el armario y decide qué ponerse. ¿Qué canciones cantas tú con el pelo mojado y el cepillo a modo de micro?
R: Qué auténtica esta situación. Tuve una época en la que SÓLO escuchaba Shout Out Louds durante ese ritual de preparación del sábado noche. Más recientemente escucho Lykke Li y The Do.
P: ¿Cómo es eso de que “te besen el codo”?
R: Es tan espeluznante que inspira canciones.
P: ¿Qué es lo que haces inmediatamente después de haber terminado de componer una canción?
R: Me acuesto, últimamente me acuesto porque me llegan las melodías a altas horas de la mañana.
P: Nice Thick Feathers es el tema que acompaña al último anuncio de Häagen Dazs en el que una chica está súper triste y decide encerrarse en su cuarto sola para hincharse a helado. ¿Cómo te enfrentas a un día gris?, ¿aprovechas esos momentos para componer con la guitarra?
R: Me enfrento a los días grises paseando por ahí. Es la mejor terapia, los parques verdes en un día gris superan con creces los helados, que si encima están más fríos todavía que el día… La inspiración por suerte o por desgracia no se puede acoplar a un momentillo determinado, llega, así que en los días grises: a pasear.
P: Lo bueno de los conciertos es que te permite ver cómo reacciona la gente, ¿cuál es la situación más bonita que has vivido en un directo?
R: Las situaciones más bonitas que he vivido encima del escenario han tenido que ver con la química de la gente con la que estaba tocando en ese momento. El ECOPOP, este verano, fue uno de esos momentos en los que tocar con la brisa, en un precioso castillo, al anochecer con un montón de ojos y orejas abiertas y atentas te transportan, a siglos de castillos y a infinidad de vidas de hoy.
P: En la primera canción de tu disco, Cigarettes, hablas de de las cartas que no has enviado y de los cigarrillos que no has fumado… ¿De qué van las canciones que no has escrito?
R: Preciosa esta entrevista. Posiblemente hablaré de ti en mi próxima canción.
Russian Red está de gira presentando su primer disco, I love your glasses. En lo que queda de mes pasará por Barcelona, Madrid y Cáceres, pero tiene previstos muchos más conciertos que puedes consultar en su MySpace.
La foto del post es de la estupenda Laura Encursiva, una fotógrafa a la que me encantaría curiosearle el DNI.
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