La semana pasada me invitaron a la presentación de Nike: «el arte del fútbol». El horario era de 13,30 a 15,30 y me pareció que estaría bien, ¿sabéis por qué? Porque es la hora de comer. Era una exposición que giraba en torno al fútbol, había cuadros, collages, fotos, dibujos… cada uno de ellos diseñados por algún
artista o conocido o famoso (Natalia Verbeke, Pujol, Sergio Ramos, Raquel Sánchez Silva -que por cierto, estaba allí– ). Mi favorito fue el cuadro de un gorila blanco al que tuve el privilegio de mirar un buen rato porque cuando llegué no conocía a nadie y encima me abrasé la boca con el primer canapé que tomé (una albóndiga con salsa de coca-cola).
Ahí quería llegar yo: los canapés. Me pareció un catering súper integrado: las bandejas eran campos de fútbol, todos los aperitivos tenían forma de balón y además se servían cada uno en una mitad del campo, como si compitieran: bolas de tortilla de patata VS albóndigas, tomate cherry VS mozarella, sushi 1 VS sushi 2, sandía VS melón, trufa VS bola de helado de vainilla envuelta en chocolate… Y para pasar todo esto una bebida isotónica mezclada con vodka y encima de color azul (súper cool).

Como ya digo, aparecí sola y me puse a sacar fotos del sitio en plan periodista, pero luego vi a Andrés y a Rodrigo y pensé que parecían majos así que directamente me acoplé… y ellos también venían por parte de Buzz Paradise así que lo pasamos bien y vimos un vídeo-móvil del piso de Rodrigo en Irlanda y yo sentí mucha envidia por dentro pero también sonreí en plan «me alegro por ti».
Nos dieron un catálogo enorme con cantidad de fotos de chicos, que estaban la mar de buenorros, vestidos de Nike, y también un baloncito que venía en una pequeña red y que cuando estaba haciendo el subnormal

en el autobús (ya de vuelta a casa) se me salió y acabó rodando por el suelo del bus mientras el conductor me miraba con mala cara en plan: ya no tienes edad de pelotitas, ¿no?.

Por cierto, hay una serie de concursos en los que puedes participar (tienes más información aquí), y si alguien está interesado en ver la exposición puede hacerlo en el post de Andrés… bastante menos de andar por casa que el mío.
Conclusión: me lo pasé pipa, la decoración era chulísima (el suelo era césped de fútbol y había un cuadro gigante de Oliver y Benji), los camareros eran muy agradables (y GUAPOS) y no te miraban mal cuando ibas por la tercera trufa y encima me llevé un baloncito de recuerdo. Para la próxima, que cuenten conmigo.
Por cierto: hay más fotos en el flickr de Andrés, porque las mías son una bazofia.
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